Suiza es un terreno fértil para la arquitectura. Le Corbusier, Mario Botta o Herzog & de Meuron se encuentran entre los arquitectos mejor valorados del país.
La navaja suiza, la letra de imprenta «Helvetica» o el reloj Swatch son algunos de los iconos del diseño suizo, cuyo distintivo es la funcionalidad sobria.
Suiza posee un rico patrimonio literario en las cuatro lenguas nacionales. Entre sus representantes más importantes destacan Max Frisch, Friedrich Dürrenmatt y Jean-Jacques Rousseau.
La creación cinematográfica suiza destaca en primer lugar por sus documentales. En los últimos años tuvieron éxito en Suiza también varios largometrajes, entre los que habría que mencionar Mein Name ist Eugen (Mi nombre es Eugenio) o Sister.
En Suiza hay once lugares incluidos en el patrimonio mundial de la UNESCO, entre las cuales se encuentra la región de Jungfrau-Aletsch (glaciar de Aletsch), sitios palafíticos y dos sensacionales trayectos ferroviarios en el cantón de los Grisones.
En todas las regiones lingüísticas del país prolifera la viva tradición del teatro, que se proyecta principalmente a los países vecinos del mismo espacio lingüístico.